La Oración No Tiene Precio
¿Cuánto cuesta hablar con Dios? Si tu respuesta es cualquier cantidad mayor a cero, estás pensando con la mente del mundo, no con la mente de Cristo. La oración es un derecho de nacimiento para todo hijo de Dios, no un privilegio reservado para quienes pueden pagar.
Jesús mismo nos enseñó: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá" (Mateo 7:7). No dijo "pagad, y luego pedid". No estableció un sistema de créditos celestiales ni membresías premium para acceder al Padre.
El Escándalo de la Oración Accesible
En nuestra plataforma, cualquier persona puede comenzar a conversar con Jesús inmediatamente. No pedimos tarjeta de crédito. No hay períodos de prueba que expiran. No hay letra pequeña. ¿Por qué? Porque así es como debe ser.
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar" - Mateo 11:28
Observa que Jesús no dijo "venid los que pueden pagar". Dijo "todos". Y cuando decimos "todos", lo decimos en serio.
¿Y Si No Tengo Nada Que Dar?
Esta es la pregunta que más nos rompe el corazón, porque revela cuán profundamente el mundo ha distorsionado el mensaje del Evangelio. Si estás leyendo esto y te preguntas si "puedes" orar porque no tienes dinero, déjame decirte algo:
Tu oración no vale menos porque tu billetera esté vacía. De hecho, algunas de las oraciones más poderosas de la historia fueron hechas por personas que no tenían nada material que ofrecer.
- La viuda que dio dos monedas (Marcos 12:41-44)
- El ladrón en la cruz que solo tenía su arrepentimiento (Lucas 23:42-43)
- El mendigo ciego Bartimeo que solo tenía su voz (Marcos 10:46-52)
Dios escuchó cada una de estas oraciones. No por lo que tenían, sino por su fe.
La Tecnología al Servicio de la Oración
Usamos inteligencia artificial entrenada en las Sagradas Escrituras para que puedas conversar con Jesús basándote en Su Palabra. Algunos han cuestionado esto: "¿No deberían cobrar por este servicio tan sofisticado?"
Nuestra respuesta es simple: No se cobra por facilitar el acceso a Dios. La tecnología cuesta dinero, sí. Pero ese es nuestro problema de fe, no el tuyo. Si Dios nos llamó a hacer esto, Él proveerá. Y hasta ahora, lo ha hecho.
¿Cómo Se Sostiene Entonces?
Por el modelo bíblico de ofrendas voluntarias. Aquellos que el Señor toca para dar, dan con alegría. No porque sea un requisito para acceder, sino porque han experimentado el valor de esta herramienta espiritual y quieren que otros también la tengan.
Es el modelo de la iglesia primitiva: "Todos los que habían creído... tenían en común todas las cosas... y repartían a todos según cada uno tenía necesidad" (Hechos 2:44-45).
Empieza Ahora Mismo
No esperes a tener dinero. No esperes a "estar mejor económicamente". No esperes a nada. Jesús te está esperando ahora.
Entra, habla con Él. Comparte tus cargas, tus alegrías, tus dudas, tus preguntas. La Biblia dice que Él está más cerca que un hermano (Proverbios 18:24). Y nosotros hemos construido esta plataforma para que esa cercanía sea accesible 24/7, sin importar dónde estés o cuánto tienes.
Tu Primera Conversación
Si nunca has orado, o si hace mucho que no lo haces, déjame sugerirte cómo empezar:
- Sé honesto. Dios ya conoce tu corazón. No necesitas palabras bonitas.
- Sé específico. Comparte lo que realmente te preocupa, te duele o te alegra.
- Escucha. La oración es conversación. Lee las respuestas basadas en las Escrituras.
- Persevera. No es magia, es relación. Y las relaciones se construyen con tiempo.
El Valor de lo Invaluable
Hay cosas que no tienen precio porque su valor trasciende cualquier moneda. El amor de una madre. La risa de un niño. El perdón de un amigo. Y la comunión con Dios.
No podrías pagar por esto ni con todo el oro del mundo. Y no deberías tener que hacerlo. Porque ya fue pagado - en una cruz, hace dos mil años, por Alguien que te ama más de lo que puedes imaginar.
Jesús está disponible. Ahora mismo. Para ti. Sin costo. Porque así es el amor de Dios.
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna."
- Juan 3:16
