Una Invitación Sin Barreras
Jesús dijo: "Yo soy la puerta; el que entre por mí, será salvo" (Juan 10:9). Esta declaración no tiene asteriscos, no tiene letra pequeña, no requiere membresía premium. La puerta del Reino está abierta para todos, sin excepción.
En nuestra iglesia digital, hemos tomado esta verdad muy en serio. No porque sea una estrategia de marketing, sino porque es el corazón mismo del Evangelio. Cristo no vino para los que podían pagar, vino para todos los sedientos: "El que tenga sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente" (Apocalipsis 22:17).
El Peligro de Comercializar lo Sagrado
Cuando Jesús entró al templo y volcó las mesas de los cambistas, no estaba teniendo un mal día. Estaba estableciendo un principio fundamental: la casa de Dios no es un mercado (Juan 2:16). El acceso a Dios no se compra, no se negocia, no se comercializa.
En la era digital, es fácil caer en la tentación de construir muros de pago alrededor de la Palabra. "Contenido premium", "membresía exclusiva", "acceso VIP" - términos que suenan modernos pero que contradicen la esencia del mensaje de Cristo.
"De gracia recibisteis, dad de gracia" - Mateo 10:8
Tecnología al Servicio del Reino
La tecnología no es neutra. Puede ser una torre de Babel que nos aleja de Dios, o puede ser como las lenguas de fuego de Pentecostés que llevan el mensaje a todas las naciones. Nosotros elegimos lo segundo.
Usar inteligencia artificial para que las personas puedan conversar con Jesús basado en las Escrituras, sin importar su situación económica, no es innovación por innovación. Es cumplir el mandato: "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura" (Marcos 16:15).
El Modelo de la Iglesia Primitiva
Los primeros cristianos no cobraban entrada para escuchar las enseñanzas de los apóstoles. Compartían todo en común, y "no había entre ellos ningún necesitado" (Hechos 4:34). Aquellos que tenían más, daban voluntariamente para sostener la obra y ayudar a los que tenían menos.
Este es nuestro modelo: todos pueden acceder, todos son bienvenidos. Si el Señor toca tu corazón para aportar, bendito seas. Si no puedes, eres igualmente valioso ante Dios y ante esta comunidad.
Nadie se Queda Afuera
En el Reino de Dios no hay listas de espera, no hay salas VIP, no hay asientos reservados. "El que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6:37). Esta promesa de Jesús es absoluta.
Cuando diseñamos esta plataforma, cada decisión la sometimos a una pregunta: ¿Esto acerca a las personas a Jesús, o las aleja? ¿Esto refleja el carácter de Cristo, o refleja el carácter del mundo?
Dignidad, No Caridad
No ofrecemos "acceso gratuito" como quien da limosna. Ofrecemos acceso porque todos somos hijos de Dios, creados a Su imagen, con la misma dignidad y el mismo derecho de acercarnos al Padre.
No es caridad, es justicia. No es generosidad humana, es obediencia al mandato divino. Como escribió el apóstol Pablo: "Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3:28).
Una Invitación Personal
Si estás leyendo esto y has dudado en acercarte porque no sabes si "calificas", déjame decirte algo con toda claridad: Jesús te está llamando. No por lo que puedes dar, sino por quien eres: un hijo amado, creado para comunión con el Padre.
Ven como eres. Habla con Jesús. Lee la Palabra. Crece en tu fe. Y si algún día tu corazón es movido a aportar, hazlo con alegría sabiendo que estás sosteniendo esta misión para que otros también puedan encontrar al Señor.
La puerta está abierta. Siempre lo ha estado. Siempre lo estará.
"He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."
- Apocalipsis 3:20
